martes, 30 de noviembre de 2010

Lc 10, 21-24 Has revelado estas cosas a la gente sencilla

Las enseñanzas de Jesús van dirigidas a todos... a todos los que las necesitan y quieran acogerlas.

Y yo quiero, pero a veces me sobran cosas... ¿Cuántas veces el deseo de poder o de control me aleja de vivir tú mensaje?

¿En qué grupo siento que estoy? ¿De cuál creo formar parte? ¿De los pobres deseosos de Evangelio y capaces de recibirlo o de los entendidos que ya no necesitan ni pueden acoger nada?

Vivamos desde nuestra debilidad, desde nuestra realidad, sin necesidad de aparentar... porque lo que consigamos ver desde esa nueva perspectiva nos hará dichosos.

No hablo de dejar de luchar, al contrario, pero por un momento, vamos a olvidarnos de esa preocupación por conseguir, ser o tener algo... pasemos un momento de ese afán improductivo... y contemplemos con dedicación y cariño la obra de Dios en nuestra vida. ¿No somos dichosos por ver lo que vemos? Para mi esa es la fuente de esperanza.

----------
Regreso a este texto ya que me he dado cuenta de que muchos libros típicos con el evangelio de cada día hoy colocan Mt 4, 18-22 por ser la festividad de San Andrés Apostol.
¡Felicidades a los Andrés!

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mt 8,5-11 ¿Quién soy yo para que entres en mi casa?


Jesús nos vuelve a poner como ejemplo a alguien de fuera... no nos vayamos a pensar que ya tenemos algo ganado.
El centurión es una persona con un puesto ganado en la sociedad, sin embargo el amor por uno de sus criados le llevarán a declarar que "quién es él..."
Al final llevamos las palabras del centurión a la eucaristía, pero me parece que ya con otro significado.
Si nos centramos en el de la lectura de hoy:
¿Somos capaces de olvidarnos de nuestro cargo y posición por los demás?
¿Cuántas veces ponemos barreras y excusas frente al dolor de los que tenemos cerca?
¿No nos merecemos que alguién nos de un empujoncito para bajarnos de nuestra torre?
Quizá desde abajo todo se vea con más esperanza.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Mt 24, 37-40. Estad vosotros preparados

Lo primero es que la llegada de Jesús no va a ser como un ladrón o como un gran desastre natural. Esas similitudes no se parecen en nada al Reino de Dios, y cuando te acercas al evagelio eso te queda claro de inmediato.
La espera del adviento no es como esperar un ladrón, aunque sea esta la comparación del evangelio. La espera propuesta es más de esperanza del que sabe que va a conseguir 100 por 1, del que sabe que va a encontrar un tesoro en su campo. ¡Esa es la espera a la que yo me apunto!

Eso sí, respecto al estar atentos, ahí no hay duda "estemos en vela"... como si fuera a llegar un ladrón. ¿De verdad estamos más atentos si esperamos un desastre que si algo bueno?

Estemos atentos, no nos durmamos por las comodidades o dificultades de este mundo. ¿Tendemos a amodorrarnos? Si es así, estamos en el tiempo de despertar.

¿Tendemos a acomodarnos con lo que tenemos? Si es así, es el momento de empezar a actuar como si todo se lo fuera a llevar un diluvio. Hagamos como Noé, que se puso a trabajar en un arca, pongámonos a contruir nosotros nuestra arca: aquella que salva, aquella que hacemos porque confiamos en Dios.