miércoles, 18 de abril de 2012

Jn 3, 5a.7b-15 El que bajó del cielo, el hijo del hombre

Vivir según el Espíritu, según lo que comenta este evangelio de Juan, es algo muy diferente a lo que estamos acostumbrados las personas.
Sin embargo sí encaja con valores que podemos reconocer: tener la libertad del viento, que no sabe ni de dónde viene ni a dónde va.
También podemos entender que Jesús nos anime a escuchar y atender a quien se abaja, no a quien quiere situarse en el cielo.
Este evangelio nos habla desde cierta ambigüedad o abstracción que lo hace algo complicado de entender, pero que también nos permite preguntarnos sobre nuestras actitudes vitales.
Si quiero vivir según el espíritu tengo que hacerlo desde abajo, con los pies en el suelo.

sábado, 14 de abril de 2012

Mc 16, 9-15 Id al mundo entero

Encuentros con el Resucitado: MISIÓN

El primer día de la semana por la mañana resucitó Jesús y se apareció a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue a contárselo a los suyos, que estaban llorando y haciendo duelo. Ellos, al escuchar que estaba vivo y se le había aparecido, no le creyeron. Después se apareció con otro aspecto a dos de ellos que iban caminando por el campo. Ellos fueron a contárselo a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron. Por último se apareció a los Once cuando estaban a la mesa. Les reprendió su incredulidad y obstinación por no haber creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad.

¡Qué complicado es dejar los caminos de la desesperanza y abrirse a la nueva visión de la resurrección que hasta Jesús tuvo que reprender a sus discípulos! 
Con muchas de las apariciones de Jesús Resucitado a sus discípulos, él recuerda la misión encomendada. Hoy quiero centrarme en ese aspecto: "id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad". Y esa proclamación tiene que ser al estilo de Jesús, como la hizo él, materializándola con sus gestos y su vida, aunque eso lleve a la cruz... ¡Vamos por todo el mundo!

viernes, 13 de abril de 2012

Jn 21, 1-14 Es el Señor

Encuentro con el Resucitado: CERCANÍA

Jesús se apareció de nuevo a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se apareció así: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos. Les dice Simón Pedro: "Voy a pescar". Le responden: "Vamos contigo". Salieron, pues, y montaron en la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Ya de mañana Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no reconocieron que era Jesús. Les dice Jesús: "Muchachos, ¿tenéis algo de comer?" Ellos contestaron: "No". Les dijo: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis". La echaron y no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo predilecto de Jesús dice a Pedro: "Es el Señor". Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó un blusón, pues no llevaba otra cosa, y se tiró al agua. Los demás discípulos se acercaron en el bote, arrastrando la red con los peces, pues no estaban lejos de la orilla, apenas doscientos codos. Cuando saltaron a tierra, ven unas brasas preparadas y encima pescado y pan. Les dice Jesús: "Ahora, traed algo de lo que habéis pescado". Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aunque eran tantos, la red no se rompió. Les dice Jesús: "VENID a almorzar". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se ACERCÓ, tomó pan y se lo repartió e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera aparición de Jesús, ya resucitado, a sus discípulos.


Jesús había fracasado y muerto a la vista de todos, pero su resurrección no fue delante de todos. Además solo se apareció a sus discípulos... y con gran dificultad de ellos. Dios no nos va a "convencer" por el camino de los grandes gestor y milagros. Él va a preferir sentarse con nosotros junto al fuego a compartir una comida.

Es curioso comprobar como a los discípulos les pasaba lo mismo que nos puede pasar ahora, no tenían claro que Jesús pudiera haber resucitado, no le reconocían. ¿Cómo no va a ser difícil para nosotros ahora encontrarnos con Cristo Resucitado si los discípulos tenían que preguntárselo unos a otros en voz baja?

Jesús va a seguir acercándose a mi, va a pedir compartir conmigo lo más esencial y básico. ¿Cómo puedo disfrutar de esa presencia en mi día a día? ¿Tengo a alguien a mi lado que me pueda decir al oido "Es el Señor" avisándome para que no me pase desapercibido? ¿Estoy dispuesto a arriesgarme y tirar las redes por alguien que ha muerto como criminal en la cruz?

jueves, 12 de abril de 2012

Lc 24, 35-48 El Mesías tenía que padecer

Encuentro con el Resucitado: FRUTO

Contaban los discípulos lo que les había sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con vosotros". Espantados y temblando de miedo, pensaban que era un fantasma. Pero él les dijo: "¿Por qué estáis turbados? ¿Por qué se os ocurren tantas dudas? Mirad mis manos y mis pies, que soy el mismo. Tocad y ved, que un fantasma no tiene carne y hueso, como veis que yo tengo". Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Era tal el gozo y el asombro que no acababan de creer. Entonces les dijo: "¿Tenéis aquí algo de comer?" Le ofrecieron un trozo de pescado asado. Lo tomó y lo comió en su presencia. Después les dijo: "Esto es lo que os decía cuando todavía estaba con vosotros: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura. Y añadió: "Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte al tercer día; que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de ello".

La lectura iniste en la relación entre el crucificado y el resucitado, no puede haber el uno sin el otro, Jesús se empeña en no despegarse de la realidad humana: heridas, carne, hueso, comida... No hay que caer en la tentación de "ensalzar" a aquel que desde el principio no lo pretende, es el resucitado, pero el camino es el de la humanidad y la cruz, el crucificado ha sido la semilla, la resurrección es el FRUTO. La presencia de Jesús es la de la paz y el gozo, frente al espanto y la turbación. Y son frutos destinados a todas las naciones.
Otra idea más del texto: la misión de Jesús no invalida todo el proceso de revelación de Dios, toda la Biblia nos vale para conocerlo más.

El efecto de nuestras palabras de los demás puede ser muy grande: "estaban hablando de esto cuando se presentó Jesús" ¿son mis palabras portadoras de paz y gozo?
¿He visto alguna vez en mis problemas, sufimientos, cruces... que sean fruto para una realidad mejor?
¿Cómo puedo mejorar en mi comprensión de la escritura?
¡Que la paz esté con nosotros!

miércoles, 11 de abril de 2012

Lc. 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba?

Encuentros con el Resucitado: ESPERANZA

Hoy la lectura es larga:

Aquel mismo día, dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, distante a unas dos leguas de Jerusalén. Iban comentando todo lo sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona los alcanzó y se puso a caminar con ellos. Pero ellos tenían los ojos incapacitados para reconocerlo. Él les preguntó: "¿De qué vais conversando por el camino?" Ellos se detuvieron con semblante afligido, y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que desconoce lo que ha sucedido allí estos días?" Jesús preguntó: "¿Qué cosa?" Le contestaron: "Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. Los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. ¡Nosotros ESPERÁBAMOS que él fuera el liberador de Israel!, pero ya hace tres días que sucedió todo esto. Es verdad que unas mujeres de nuestro grupo nos han alarmado; ellas fueron de madrugada al sepulcro, y al no encontrar el cadáver, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles asegurándoles que él está vivo. También algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como habían contado las mujeres; pero a él no lo vieron." Jesús les dijo: "¡Qué necios y lentos para creer cuanto dijeron los profetas! ¿No tenía que padecer eso el Mesías para entrar en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que en toda la Escritura se refería a él. Se acercaban a la aldea adonde se dirigían, y él fingió seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, que se hace tarde y el día va de caída." Entró para quedarse con ellos; y, mientras estaba con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Se dijeron uno al otro: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba la Escritura?" Al punto se levantaron, volvieron a Jerusalén y encontraron a los Once con los demás compañeros, que decían: "Realmente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón". Ellos por su parte contaron lo que les había sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estos dos discípulos abandonan la comunidad, esperaban algo que no ha sucedido, habían perdido la ESPERANZA y eso que llevaban ya una lista de avisos "positivos": unas mujeres, algunos de los suyos...
En medio de la desesperanza Jesús sale a su encuentro, reaviva lo que parecía una hoguera apagada. El resultado es que la esperanza recuperada quema por dentro y urge a ponerse en camino.
Sé que puedo perder la esperanza a pesar de que haya signos positivos a mi alrededor, pero también sé y he podido comprobar que Jesús está esperando a hacerse presente. Aquí se insiste en dos "lugares", la Palabra y la Mesa compartida. La Pascua es una nueva oportunidad de encontrarme con Jesús resucitado, mover mi corazón para reanimar lo que quizá este algo apagado. ¿He perdido la ilusión y la esperanza por la construcción del Reino de Dios? ¿Mantengo la ilusión que tuve? ¿He experimentado momentos en los que ha resurgido la llama de mi interior? ¿Qué puedo hacer para propiciarlos? ¡Qué ardan nuestros corazones!

martes, 10 de abril de 2012

Jn 20, 11-18 He visto al Señor y ha dicho esto

Encuentros con el Resucitado: RECONOCIMIENTO

María estaba frente al sepulcro, afuera, llorando. Llorosa se inclinó hacia el sepulcro y ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados: uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cadáver de Jesús. Le dicen: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi señor y no sé dónde lo han puesto". Al decir esto, se dio media vuelta y ve a Jesús de pie; pero no lo RECONOCIÓ. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le dice: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo". Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuni" (que significa maestro). Le dice Jesús: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios". María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: "He visto al Señor y me ha dicho esto".

¿A qué Jesús busco? ¿Al muerto y enterrado?,  ¿sin vida y estático durante los últimos dos mil años...? a este no lo voy a encontrar, solo conseguiré hacer un retrato frío y triste. Si por el contrario estoy dispuesto a RECONOCER al Jesús resucitado: vivo en nuestros grupos, en nuestros compañeros, nuevo en cada circunstancia, capaz de iluminar rincones de nuestra vida... esa será una experiencia muy reconfortante.
La presencia de Jesús ya no puede ser física, no puedo quedarme agarrado a él, se impone salir, compartirlo...¡Abramos nuestro corazón para reconocerlo a nuestro lado!

lunes, 9 de abril de 2012

Mt 28, 8-15 Jesús les salió al encuentro y les dijo ALEGRAOS


Encuentros con el Resucitado: ALEGRÍA

Las mujeres se alejaron aprisa del sepulcro, llenas de miedo y gozo, y corrieron a dar la noticia a los discípulos. Jesús les salió al encuentro y les dijo: "¡ALEGRAOS!" Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: "No tengáis miedo; id a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán". Mientras ellas caminaban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y contaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Éstos se reunieron a deliberar con los senadores y ofrecieron a los soldados una buena suma encargándoles: "Decid que de noche, mientras vosotros dormíais, llegaron los discípulos y robaron el cadáver. Si llega la noticia a oídos del gobernador, nosotros lo tranquilizaremos para que no os castigue". Ellos aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Así se difundió ese cuento entre los judíos hasta hoy.

Las mujeres salen aprisa "llenas de miedo y gozo", Jesús "sale a su encuentro", toma la iniciativa y les saluda con una primera palabra clave "ALEGRAOS".
Mi vida tiene miedos y gozos, es imposible evitar que haya de ambas, pero yo quiero tener la alegría dentro de mis propósitos principales. Estos días comentaba gente en el grupo que celebramos la Pascua, que es posible buscar la fórmula que ayude a estar alegre... yo lo quiero para mi. Además mi fe me da razones para ello.
En la lectura nos contrasta esa prisa por llevar la alegría a otros con la mentira y la manipulación, parece más sencillo alegrarse que vivir con complicados planes y algo que esconder.
Voy a proponerme buscarme algo sencillo que me alegre y algo sencillo que alegre a gente que tengo a mi alrededor.  ¡Alegrémosnos!

domingo, 8 de abril de 2012

Jn 20, 1-9. Vió y creyó. Hasta entonces no habían entendido las escrituras

Encuentros con el Resucitado: ENTENDIMIENTO

El primer día de la semana, muy temprano, todavía a oscuras, va María Magdalena al sepulcro y observa que la piedra está retirada del sepulcro. Entonces corre adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dice: ---Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salió Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Inclinándose vio los lienzos en el suelo, pero no entró. Después llegó Simón Pedro, detrás de él y entró en el sepulcro. Observó los lienzos en el suelo y el sudario que le había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Hasta entonces no habían ENTENDIDO las Escrituras, que había de resucitar de la muerte.

La resurrección de Jesús puede provocar un primer momento de desconcierto, si sigo aferrado a su muerte solo puedo preguntarme ¿qué ha pasado aquí?
Pero si indago dentro de mi, encuentro que hay algo que merece ser investigado, algo que está pendiente de cuadrar, y que está en mis manos comprobar para poder ENTENDER. Juan y Pedro salieron CORRIENDO, y al llegar, solo ver el sepulcro vacío les hizo creer en todo aquello que habían vivido con Jesús. Todo aquello que habían experiementado no podía morir. ¡Todo aquello que he experimentado no puede morir! Parte irá dando fruto en mi poco a poco, pero quizá sea necesario que ponga en marcha alguna cosa de forma rápida, quizá tengo que cambiar algo en mi a la carrera, alguna inercia. ¡Pongámonos ya en marcha!