jueves, 21 de febrero de 2013

Mt 7, 7-12 Buscad y encontrareis, llamad y se os abrirá

Jesús nos insiste en que nos relacionemos con Dios Padre, nos insiste en la oración.
Nos alienta a que no dejemos de pedirle aquello que necesitamos.
Yo estoy convencido que el principal don de Dios después de la vida es la libertad, y por esa libertad no va a irrumpir alterando el orden de los acontecimientos y nuestra vida.
Pero la relación con Dios por medio de la oración es real.
¿Cómo pueden darse entonces las dos cosas? Porque cualquier oración, la de petición, la de gracias, la de simplemente estar en su presencia, en quien tiene efecto no es en Dios, es en mi, me va acercando más a él.
La oración me ayuda a ver las cosas de forma diferente, abre mis ojos a las realiadades que tengo alrededo y antes no había descubierto, abre mi corazón a los demás de forma que cambian mis sentimientos.
Y al final, los acontenimientos se producen, y nos los encontramos, aunque sea por casualidad ;)

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